Ya de entrada, me ha hecho gracia que quien haya abierto el tema hayas sido tú, y encima posicionándote por la parte de la madre; creo que la persona que más apología del alcohol hace de esta isla y la que nos vende a veces, quiero pensar que solo en los momentos de bajón, esa imagen caricaturesca de adolescente incomprendida refugiada en una botella de tequila. Será que nuestra Caín se está haciendo mayor?
Bromas aparte, estoy deacuerdo con Glopito y Shaka, el castigo psicológico es más efectivo que una bofetada o una cachetada en el culo.
Y expondré mi caso.
Cuando era crio, siempre siempre mi hermano y yo andábamos peleándonos (en realidad hemos sido el día y la noche desde que nacimos). Mi madre lo solucionaba con una correa.
Al principio dolía.
Cuando ya empezamos a ser más mayorcitos, 11 o 12 años, ya ni la hebilla de hierro sentíamos. Había veces que tras unos correazos hacíamos el papel de nuestras vidas con un poco de lagrimillas falsas y, una vez en nuestro cuarto a puerta cerrada, mi hermano y yo nos mirábamos y teníamos que contener la risa porque por dentro nos estábamos descojonando. Es decir, cuando el castigo físico se hace reiterativo, el niño acaba, digamos, "haciéndose a él", inmunizándose.
Para otras cosas era un poco salomónica, y sus castigos surtían más efecto. Que la música le parecía a ella que estaba más alta de la cuenta y le molestaba, nos lo decía dos veces, a una tercera no llegaba. Cogía la colección de cds nuestra y, cd por cd, los iba rompiendo todos por la mitad. Da igual quien hubiese iniciado el conflicto, el castigo lo recibíamos los dos por igual.
Recuerdo que ese día me fui de casa, bajé a la plaza y me encontré a mi hermano con un amigo, y le dije con cierta rabia lo que estaba ocurriendo, y él me miró, y sin alterarse, se encogió de hombros y me dijo: Ya, qué otra cosa se puede esperar de ella.
Un día de reyes a la hora de estar con los regalos ya abiertos, a uno se le antojó el regalo del otro y el otro no quería compartirlo, pelea tonta de críos. Mi madre cogió un martillo y delante nuestra hizo añicos el barco pirata de playmobil. Jejeje, ya no hay regalos, feliz navidad niños!
Otro día también con un martillo, me partió la play en to mi cara porque la tele estaba más alta de la cuenta. Recuerdo que los cables de la consola los llegó incluso a cortar en trocitos con tijeras. Jejeje, por si al aparato le daba por resucitar no?
(Y no éramos precisamente una familia sobrada, recuerdo que me pasé un año entero quitándome de desayunar en el colegio y, en secreto, ahorraba cada moneda para comprarme la videoconsola. Mis amigos en cambio le pedían esto o lo otro a los padres y a un mes a más tardar tenían lo que fuera. Digamos que son cosas que desde que eres crío te enseñan a valorar mucho las cosas.)
En fin, mis amigos flipaban a aquella edad cuando escuchaban estas cosas que pasaban en casa. Ahora, con la madurez que dan los años, solo veo a una mujer sola (porque mi padre ya estaba fuera), siempre mala y con dolores de cabeza, dos crios y muy poca paciencia. Y en vez de indignación, me da hasta pena.
En fin, los crios son crios y hacen cosas de crios.
Pero volviendo al tema, que me he desviado mucho, en una cosa estoy en desacuerdo, no considero que la culpa sea siempre de los padres como ha dicho Avenger, y que conste que no hablo de mi caso, hablo en general. Hay padres que no tienen culpa ninguna, que lo han hecho lo mejor que han podido, y les ha salido un crío imposible, un verdadero hijo de puta, un nazi con su familia pero un tipo estupendo para sus amigos.
El egoismo, los malos sentimientos, la ingratitud, la falta de compasión, a mi modo de ver, es un tipo de enfermedad.
Y eso los padres muchas veces no han tenido nada que ver, es como la lotería, te puede tocar bueno, y te puede tocar un niño estúpido y mal bicho desde que empieza a tener uso de razón. Muchas veces la culpa de eso ni siquiera la tiene él en principio, sino las malas compañias, tan dañinas siempre para una casa, una unidad familiar.