Primera Parte: Alienación.
Se sumergió en aquella marea azul marino que caminaba hacia el colegio y se le cayó el nombre. Acto seguido fue perdiendo su rostro, su forma de caminar tan vagabunda y pausada se aceleró y enderezó. Llegó a la puerta del colegio y el inspector la obligó a quitarse sus pendientes y su collar, después le pasó una peineta y la mandó al baño a arreglarse ese pelo tan desordenado. Mientras lo hacía, allí frente al espejo, su conciencia se fue acallando y adormeciendo, y finalmente quedó reducida en un rincón pequeño y molesto situado casí con seguridad en la zona de la nuca. Se miró al espejo, y ya no se reconocía, pero no le importó, ya no era nadie. Era un uniforme de escuela azul marino, una imagen, unas reglas a cumplir, un proyecto educativo de un ministerio incapaz, una combinación de números y una foto de mirada vacía e impertérrita en el carnet. Ya sin identidad, la sombra de Andrea Solís, entró en la sala de clases.
Por las tardes cuando regresaba a su casa y poco a poco volvía a ser ella sentía el dolor de aquella amputación terrible que sufría todas las mañanas. De camino a la casa, escuchando la música que a ella le gustaba, volvía adoptar esa mirada y ese andar vagabundos. Entonces su conciencia empezaba a regresar de ese rinconcito situado en la nuca, aturdida al principio. Luego bajaba hasta el pecho, y allí se despertaba del todo, furiosa y herida, y chillaba como si le hubieran clavado una estaca en su centro. Ese dolor se esparcía por todas partes y se acumulaba en sus ojos, la verdad era que Andrea tenía que hacer esfuerzos diarios para no llorar.
Entonces recordaba cuando no les dejaron con su banda tocar una canción de Violeta Parra, o cuando con el grupo de teatro no les permitieron representar una obra de Juan Radrigán... Estas cosas iban pesando en su pecho y le ardían como heridas sin sanar. Eso era lo mismo, se decía, que obligarla a uniformarse, a sacarse los pendientes y a andar bien peinada. "Nos enseñan que en el mundo no debe haber pendientes artesanales." pensaba con dolor. " Ni despeinados, ni Violetas Parras ni Juan Radriganes... Quieren que escuchemos ciertas cosas, que nos vistamos y peinemos de cierta manera y que el teatro no sea más que una comedia estúpida, para que nunca nos percatemos de la tragicidad de la vida."
Lo peor de todo aquello, es que Andrea estaba segura de que cada día su identidad regresaba a ella un poco disminuida, como si con cada extirpación que le hacían, la estuvieran mutilando, y luego, al regresar a ella estuviera incompleta, adolorida y silenciosa como un fantasma acallado. No sabía de que la despojaban, pero estaba convencida, sentía en el fondo mismo de su pecho, de que se trataba de algo fundamental. Con el pecho oprimido, regresaba a la casa, y se dejaba caer en la cama como una muñeca de trapo, silenciosa e inmovil, con el dolor acumulado en los ojos.
Ese día, en particular, inclinada sobre su pupitre, Andrea Solís se dió cuenta horrorizada de que era lo que su identidad perdía cada día, lo que le estaban robando de a poco como en una pesadilla aplastante y dictatorial. No pudo continuar sus esfuerzos para no llorar y el dolor salió a borbotones por sus ojos. "Nos estan robando la voz" le decía su conciencia, y ella no podía parar de llorar. El profesor se acercó precupado. "¿Está bien? ¿Necesita algo?" Ella le devolvió una mirada vidriosa y aguachenta "Necesito despeinarme, profesor."
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Bueno, estaba pensando en como hacer esto, el año pasado recogí muchas experiencias y aprendí muchas cosas y quería plasmarlos de alguna manera, así que decidí hacer una colección de relatos que giren en torno a los movimientos estudiantiles y sociales en general. Algunos serán autobiográficos, otros serán pequeñas alegorías y otros serán pensamientos o escritos... No los he corregido ni nada, antes quiero conocer sus crítcas para saber a que cosas debo apuntar en la corrección. En fin, espero que lo disfruten.
Algunas notas: Violeta Parra fue una cantautora chilena bastante reconocida y comunista que aún es inspiración para muchos... Y Juan Radrigán es un dramaturgo chileno que en sus obras trata mucho el tema de la dictadura y de ese olvido obligado al que se sometió a los chilenos a su término, perdonando de alguna manera a todos los participantes, de alguna manera el reivindica el rencor que el pueblo siente hacia sus tiranos y los que los trajeron...