Uno de los rasgos de nuestra actual sociedad es que no se habla de la muerte. La muerte es la gran ausente de nuestra vida. NO se piensa en ella, no se quiere pensar (es posible que a más de uno le de repelús leer este post) esto es natural en una sociedad pagana como en la que vivimos. La visión espiritual para muchos de nosotros se ha difuminado y la vida es sólo aquí y ahora.
Igual que en otros tiempos existía el tabú del sexo, hoy existe el de la muerte, pocos hablan de ella, aun estando seguros que vamos a pasar por ese trance. Nos da miedo, es la hora de la verdad, donde el teatro de la vida y la realidad se acaban. Tal es el carácter dramático de la vida humana. En la actualidad vivimos en gran medida de espaldas a la muerte, antiguamente la muerte era parte de la vida, se experimentaba como algo cotidiano que se aceptaba con resignación. Hoy se esconde la muerte como si no existiera, se ha cambiado el contenido, en nuestros días, hemos anulado la muerte de nuestras vida y exaltamos todo lo relacionado con el erotismo, la sexualidad y la sensualidad.
Hoy el tema de la muerte ha quedado relegado a momentos concretos, como el fallecimiento de un familiar, un amigo, etc. Sin embargo hablamos de la muerte de los demás, e incluso asistimos a sus funerales, pero casi sin darnos cuenta, convertimos este momento dramático en un acto social despojado de su autentico sentido.
La muerte es la tragedia de la vida, excepto para el creyente SINCERO, para el que la muerte es sólo el principio de otra vida.
¡! DICHOSO EL ¡!
Igual que en otros tiempos existía el tabú del sexo, hoy existe el de la muerte, pocos hablan de ella, aun estando seguros que vamos a pasar por ese trance. Nos da miedo, es la hora de la verdad, donde el teatro de la vida y la realidad se acaban. Tal es el carácter dramático de la vida humana. En la actualidad vivimos en gran medida de espaldas a la muerte, antiguamente la muerte era parte de la vida, se experimentaba como algo cotidiano que se aceptaba con resignación. Hoy se esconde la muerte como si no existiera, se ha cambiado el contenido, en nuestros días, hemos anulado la muerte de nuestras vida y exaltamos todo lo relacionado con el erotismo, la sexualidad y la sensualidad.
Hoy el tema de la muerte ha quedado relegado a momentos concretos, como el fallecimiento de un familiar, un amigo, etc. Sin embargo hablamos de la muerte de los demás, e incluso asistimos a sus funerales, pero casi sin darnos cuenta, convertimos este momento dramático en un acto social despojado de su autentico sentido.
La muerte es la tragedia de la vida, excepto para el creyente SINCERO, para el que la muerte es sólo el principio de otra vida.
¡! DICHOSO EL ¡!