Fotos V .

Dios, nunca he visto luciérnagas y me gustaría.

Es del parque botánico de Gibraltar, es un lugar muy especial para mí de lindos recuerdos...

La única vez que vi luciérnagas fue en Santander en el jardín de detrás de la casa de mi tío, y por aquel entonces era un mocoso. Recuerdo poner un vaso encima de una de ellas, verla apagarse y volverlo a destapar.

Bonitas fotos Karen. Algunas ya las había visto. Las que más me gustan son la del gorrión, por su sencillez, y esa en la que sales sentada con una amiga contemplando el paisaje; me ha hecho recordar a un pasaje de mi libro, que creo se ajusta bastante a la imagen:

En ocasiones, para evitar olores y que no se enteraran los adultos, salían por la ventana y subían al tejado a fumar un poco de maría que, de cuando en cuando, un vecino de Beberly le proporcionaba a esta. Eran aquellos minutos sentadas en el tejado los que, sin duda alguna, solían ser los mejores, contemplando la lejanía del vecindario y, más allá, el atardecer impregnando el horizonte con sus colores rojizos. Era el único momento en el que dejaban de charlar como posesas, y el silencio era confortable, ese que se respira desde la complicidad.

Ray escribió:La única vez que vi luciérnagas fue en Santander en el jardín de detrás de la casa de mi tío, y por aquel entonces era un mocoso. Recuerdo poner un vaso encima de una de ellas, verla apagarse y volverlo a destapar.

Bonitas fotos Karen. Algunas ya las había visto. Las que más me gustan son la del gorrión, por su sencillez, y esa en la que sales sentada con una amiga contemplando el paisaje; me ha hecho recordar a un pasaje de mi libro, que creo se ajusta bastante a la imagen:

En ocasiones, para evitar olores y que no se enteraran los adultos, salían por la ventana y subían al tejado a fumar un poco de maría que, de cuando en cuando, un vecino de Beberly le proporcionaba a esta. Eran aquellos minutos sentadas en el tejado los que, sin duda alguna, solían ser los mejores, contemplando la lejanía del vecindario y, más allá, el atardecer impregnando el horizonte con sus colores rojizos. Era el único momento en el que dejaban de charlar como posesas, y el silencio era confortable, ese que se respira desde la complicidad.

Definitivamente, eran dos bichos raros.

Definitivamente, somos dos bichos raros. Se ajusta muy bien, menos en lo de la María. 

Gracias, Ray :)







Trafalgar Cementery

Será algo más común en el norte, yo tengo marcado a fuego; verano y luciérnagas caminando descalzo por el jardín en la casa de mis padres.

Vámonos todos al norte a ver luciérnagas.

No hay huevos.