por Invitado Lun Ene 06, 2014 1:42 pm
Que, en general, todo tiempo pasado fue peor está claro, nadie lo discute. Ahora bien, la revolución en interacciones sociales que estamos viviendo ahora no la hemos vivido antes.
Casualidad hoy cuando iba en metro a casa de mi hermano he mirado a mi alrededor y he visto a todo el mundo con el móvil. Nada nuevo, todos lo utilizamos. Me he fijado en una chica que estaba con su móvil y he pensado en, cuando dejase su móvil e hiciese contacto visual directo, acercarme a ella para hablar. Los primeros tres minutos se me han hecho largos. A los cinco he tenido que cronometrar porque no me lo creía. Total, cinco paradas de metro y trece minutos después, me he bajado del vagón sin que ella levantase ni un segundo la mirada de su móvil.
Puede parecer una anécdota pero está a la orden del día. Cada día que pasa las interacciones sociales físicas se están reduciendo. Llegará el día, no muy lejano, en el que la persona que se acerque a hablar con otra se convertirá en el "raro" por hacerlo. Y lo peor no es eso. Lo peor es que esta nueva comunicación está creando auténticos inadpatados sociales.
Un ejemplo que se me ocurre es el de un conocido. Llevaba unos meses leyendo lo que escribía en su Facebook y donde aparecían frases e ideas, tanto políticas como sociales, que escribía en el Twitter y demás. El caso es que le vi un día por la calle, le saludé porque hacía mucho que no le veía y comencé a hablar con él. Le dije que había leído lo que ponía y que me parecía que tenía razón porque bla, bla, bla, bla. Miré su cara y no vi nada, un rostro vacío que no entendía la mitad de lo que le estaba contando. Le di otra oportunidad y le pregunté por una cosa que había escrito apenas hacía un par de días. No supo decirme nada más, trató de recordar lo que había puesta y me lo comentó, pero sin ideas claras. La seguridad de aquellas palabras escritas había desaparecido y frente a mí había una persona con la que había compartido clase durante un año y que ahora era incapaz de hablar dos frases seguidas sin trabarse, incapaz de mirarme a la cara sin retirar su mirada después de dos segundos, e incapaz de comportarse como lo hacía a través de las redes sociales.
De estos tengo mil ejemplos. Otro amigo, (pero amigo, AMIGO) por el Whatsapp, por el Facebook y demás, no para de hablar, es un crack. Está todo el día contando cosas en el grupo de Whatsapp y soltando chistes. Luego le ves en persona y es incapaz de relacionarse. Nos conoce de toda la vida y aún así le cuesta, parece que es otra persona. Este es el que me ha confesado muchas cosas que me hace pensar que esta vez nos estamos equivocando de camino a la hora de construir relaciones sociales.
Pero todo esto no es nuevo, eso sí, ahora se está agravando. Lo veía venir anteriormente con el Messenger. Muchas veces hablaba con alguien en persona y me parecía simple, sin vida. Luego hablaba con esa persona por el Messenger y no paraba de escribir y de hablar de todo. Pero en persona era incapaz de comportarse de la manera que lo hacía cuando escribía. Incluso mi primera novia con quince años, que nos conocíamos de años del colegio, y con la que tenía una confianza más que forjada, no se comportaba igual por el Messenger que en persona.
Y es a lo que me refiero con lo de inadaptados sociales. Estamos creando eso. Whatsapp, Facebook, Twitter, etc. Hemos creado un modelo de comunicación en el que las personas se comportan de una manera que luego son incapaces de reproducir cuando el 93% de la comunicación no verbal o paraverbal está en juego. Dominan el 7% de contenido que quieren decir, pero son incapaces de expresarlo en persona mirando a la otra a los ojos.
Sé que a muchos esto les parece una tontería y que están cómodos con este nuevo mundo de robots, esta nueva generación de "JAJAJA" y del emoticono, que estamos creando; y que no son más que sentimientos fingidos y adaptados, nadie se ríe cuando dice "JAJAJA", o al menos no tanto, pero es políticamente correcto ponerlo. A mí sinceramente me preocupa, y me da lástima.