EL SECRETO DE HEIDI - Luna llena
Cosas románticas como pintarse el mentón color troncodeárbol
cuando pase el tiempo, mucho tiempo — un mes— ,
y Heidi y yo nos perdamos alrededor suya.
Cuando cada otoño las sílabas de café
delinean las cuatro esquinas de este mapa,
yerran su coreografía las tazas del palacio encantado.
Entonces se desangra la porcelana rica de los vagabundos.
Y qué niña tan buena soy, porque
incluso descalza auxilio al príncipe eslavo.
Pero cuidado, porque todo mi tesoro será negro carbón
al atenuarse la constelación anaranjada de mi rostro.
Qué será de mí. Vendas de color violeta que hagan daño
para quienes marcan su territorio a golpe de talón;
por favor, los tacones más altos y punzantes
para quienes reposan con el tobillo entre las nalgas.
Heidi tiene hambre y me pide lamentarse con espadas,
donde paralelo y perpendicular fluyan dos y rían uno.
No sé decirle. Pienso en escribir versos que duelan,
que te rompan porque no deben decirse — pétrea la placenta— ,
que hagan espuma cada octubre,
parásitos para quien me desprecia.
Si tienes hambre recuerda que la tierra no está quieta,
Heidi, que los mausoleos se rompen y de todos sale tu abuelo,
que nos pide el fuego que arde en la garganta
para encender un pitillo. Si tienes sed, toma y bebe,
llevaba la palabra luna colgada en mi ombligo,
azul es la nuez de cada eunuco, azul es el cielo de mi boca,
que se licua para que Heidi cace mariposas en noviembre,
para que se unte con merengue y recorran las abejas su túnel.
(De Mi primer bikini)
Elena Medel escribe como le da la gana.
Cosas románticas como pintarse el mentón color troncodeárbol
cuando pase el tiempo, mucho tiempo — un mes— ,
y Heidi y yo nos perdamos alrededor suya.
Cuando cada otoño las sílabas de café
delinean las cuatro esquinas de este mapa,
yerran su coreografía las tazas del palacio encantado.
Entonces se desangra la porcelana rica de los vagabundos.
Y qué niña tan buena soy, porque
incluso descalza auxilio al príncipe eslavo.
Pero cuidado, porque todo mi tesoro será negro carbón
al atenuarse la constelación anaranjada de mi rostro.
Qué será de mí. Vendas de color violeta que hagan daño
para quienes marcan su territorio a golpe de talón;
por favor, los tacones más altos y punzantes
para quienes reposan con el tobillo entre las nalgas.
Heidi tiene hambre y me pide lamentarse con espadas,
donde paralelo y perpendicular fluyan dos y rían uno.
No sé decirle. Pienso en escribir versos que duelan,
que te rompan porque no deben decirse — pétrea la placenta— ,
que hagan espuma cada octubre,
parásitos para quien me desprecia.
Si tienes hambre recuerda que la tierra no está quieta,
Heidi, que los mausoleos se rompen y de todos sale tu abuelo,
que nos pide el fuego que arde en la garganta
para encender un pitillo. Si tienes sed, toma y bebe,
llevaba la palabra luna colgada en mi ombligo,
azul es la nuez de cada eunuco, azul es el cielo de mi boca,
que se licua para que Heidi cace mariposas en noviembre,
para que se unte con merengue y recorran las abejas su túnel.
(De Mi primer bikini)
Elena Medel escribe como le da la gana.