Vista la demanda aquí dejo otro que escribí hace cosa de un año. Por si alguien no se ha dado cuenta aun de lo obvio cuando escribo diálogos es ligeramente autobiográfico. Así que cuando ciertas cosas me llaman la atención...pues eso. Este habla de a donde me ha llevado mi lado absurdamente orgulloso repetidas veces, y sigo sin aprender.
Como siempre, entrecejo fruncido. Fumando y con el ojo derecho casi guiñado. Para el ojo inexperto Sean era un tipo que escondía bastante bien lo que pensaba. Pero quien le conocía sabía que detalles significaban enfado, o mucho enfado entre otros.
-¿Por qué te has cabreado así? Era una broma y está un poco borracha, deberías verla ahora, se siente fatal, seguro que te paga una copa o algo.
-No me importa, no puedo ceder y encima aceptar algo de ella, eso sería débil.
-Sabes que vamos a salir de fiesta, hoy particularmente promete y encima es su cumpleaños.
-Como he dicho, no voy a ceder una mierda.
-Son solo dos pavos…y no ganas nada poniéndote en este plan.
-No, no son solo dos pavos. Es respeto, estar comiendo mi jodida pizza precocinada cuando llega y ve gracioso el coger la mitad esperando que me levante y la persiga como si fuese un juego. Pues no, hoy no tengo ganas de jugar a nada y si digo que estoy cansado y que me devuelva mi puto trozo no estoy negociando nada, espero lo que es mío sin rechistar.- Con calma y tomando una calada, eso hacía cada vez que ordenaba sus ideas.
-Si su respuesta es en última instancia darle un mordisco jodiéndome la cena…en mi cabeza me suda la polla quien narices es esa persona. Mi mentalidad, mi código, lo que aprendí en el comedor del colegio es que un o una gilipollas así merece un puñetazo en la cara.
-Pero no estamos en tu barrio, ni en tu colegio, mente abierta tío.
-Efectivamente, esa es la única razón por la cual no he argumentado con mis manos y simplemente me he largado de la puta cocina. Pero me siento mal precisamente porque ciertas cosas no se olvidan, orgullo y respeto tío. Crecí con eso, como un religioso crece creyendo en Cristo. Es complicado ser racional con cosas así, lo único que quiero hacer ahora es golpear a algo.
-Te conozco y sé lo cabezón que eres, pero esto es algo que tienes que cambiar de ti tío.
-¿El qué exactamente?
-Sé que ahora mismo lo único que quieres es que alguien te apriete las tuercas un poco más para darte una excusa de perder la paciencia y empezar a repartir, sea física o verbalmente. Después de eso te irás a tu puta bola a escuchar música mientras el resto se divierte, lo has hecho antes y sé que lo vas a hacer hoy. Pero es triste tío.
-Pero mantendré mi orgullo intacto y me ahorraré un sábado de alcohol.
-¿Y nunca te has planteado cambiar esa chorrada de ser un orgulloso cabezón?
-Cada vez que me pasa una escenita como esta.
-¿Entonces?
-Me puede el orgullo.
Como siempre, entrecejo fruncido. Fumando y con el ojo derecho casi guiñado. Para el ojo inexperto Sean era un tipo que escondía bastante bien lo que pensaba. Pero quien le conocía sabía que detalles significaban enfado, o mucho enfado entre otros.
-¿Por qué te has cabreado así? Era una broma y está un poco borracha, deberías verla ahora, se siente fatal, seguro que te paga una copa o algo.
-No me importa, no puedo ceder y encima aceptar algo de ella, eso sería débil.
-Sabes que vamos a salir de fiesta, hoy particularmente promete y encima es su cumpleaños.
-Como he dicho, no voy a ceder una mierda.
-Son solo dos pavos…y no ganas nada poniéndote en este plan.
-No, no son solo dos pavos. Es respeto, estar comiendo mi jodida pizza precocinada cuando llega y ve gracioso el coger la mitad esperando que me levante y la persiga como si fuese un juego. Pues no, hoy no tengo ganas de jugar a nada y si digo que estoy cansado y que me devuelva mi puto trozo no estoy negociando nada, espero lo que es mío sin rechistar.- Con calma y tomando una calada, eso hacía cada vez que ordenaba sus ideas.
-Si su respuesta es en última instancia darle un mordisco jodiéndome la cena…en mi cabeza me suda la polla quien narices es esa persona. Mi mentalidad, mi código, lo que aprendí en el comedor del colegio es que un o una gilipollas así merece un puñetazo en la cara.
-Pero no estamos en tu barrio, ni en tu colegio, mente abierta tío.
-Efectivamente, esa es la única razón por la cual no he argumentado con mis manos y simplemente me he largado de la puta cocina. Pero me siento mal precisamente porque ciertas cosas no se olvidan, orgullo y respeto tío. Crecí con eso, como un religioso crece creyendo en Cristo. Es complicado ser racional con cosas así, lo único que quiero hacer ahora es golpear a algo.
-Te conozco y sé lo cabezón que eres, pero esto es algo que tienes que cambiar de ti tío.
-¿El qué exactamente?
-Sé que ahora mismo lo único que quieres es que alguien te apriete las tuercas un poco más para darte una excusa de perder la paciencia y empezar a repartir, sea física o verbalmente. Después de eso te irás a tu puta bola a escuchar música mientras el resto se divierte, lo has hecho antes y sé que lo vas a hacer hoy. Pero es triste tío.
-Pero mantendré mi orgullo intacto y me ahorraré un sábado de alcohol.
-¿Y nunca te has planteado cambiar esa chorrada de ser un orgulloso cabezón?
-Cada vez que me pasa una escenita como esta.
-¿Entonces?
-Me puede el orgullo.