Te espero, como siempre, en la estación.
No llegas, te retrasas y yo juego con mi mirada y las sombras. Juego a dibujarte en ese espacio indefinido de negrura. Aparezco tus ojos. Tomo de la oscuridad material, y creo tus labios, tus mejillas, tu frente despejada, tus rizos... Te dibujo esa sonrisa que tienes, fría como un témpano de hielo cordillerano. Un témpano primaveral que se va derritiendo de a poco, que ofrece agua a los extraviados. Me imagino cuando me besas que derrites y derramas de ese témpano sobre mi boca abrasada, y el alivio de su frialdad recorre todos mis miembros.
Te sigo haciendo desde las sombras. Te dibujare ahora, animal. Un lobo podrías ser, no lobo no, mejor mastín, Mastín de pecho fuerte, de alma noble. Perro estepario de la noche, formado desde la soledad hiriente. Levantas tu oscura cabeza y oteas el aire con tus ojos tristes de perro siberiano… Tu pelaje es de sombra y noche, y destacas sobre la nieve. Esperas a tu amo, quieres un amo. Pero no lo tienes, porque los perros grandes y legendarios quedan sin amo, y las comunidades de la nieve los veneran es sus totems.
Entonces me sacudes -¡Hey! ¡Amor!
Parpadeo al reconocerte, no de sombras, ni mastín, si no claro de la calle, una figura de vereda al medio día. Un rizo te cae sobre la frente.
Y sonríes como un témpano de hielo en primavera.
Yo sonrío como una calle cubierta de hojas secas
No llegas, te retrasas y yo juego con mi mirada y las sombras. Juego a dibujarte en ese espacio indefinido de negrura. Aparezco tus ojos. Tomo de la oscuridad material, y creo tus labios, tus mejillas, tu frente despejada, tus rizos... Te dibujo esa sonrisa que tienes, fría como un témpano de hielo cordillerano. Un témpano primaveral que se va derritiendo de a poco, que ofrece agua a los extraviados. Me imagino cuando me besas que derrites y derramas de ese témpano sobre mi boca abrasada, y el alivio de su frialdad recorre todos mis miembros.
Te sigo haciendo desde las sombras. Te dibujare ahora, animal. Un lobo podrías ser, no lobo no, mejor mastín, Mastín de pecho fuerte, de alma noble. Perro estepario de la noche, formado desde la soledad hiriente. Levantas tu oscura cabeza y oteas el aire con tus ojos tristes de perro siberiano… Tu pelaje es de sombra y noche, y destacas sobre la nieve. Esperas a tu amo, quieres un amo. Pero no lo tienes, porque los perros grandes y legendarios quedan sin amo, y las comunidades de la nieve los veneran es sus totems.
Entonces me sacudes -¡Hey! ¡Amor!
Parpadeo al reconocerte, no de sombras, ni mastín, si no claro de la calle, una figura de vereda al medio día. Un rizo te cae sobre la frente.
Y sonríes como un témpano de hielo en primavera.
Yo sonrío como una calle cubierta de hojas secas