El problema de la fe radica en una cuestión de consecuencia. En efecto, no es tan solo que aquellos que profesan la fe, en cualquiera de sus formas, adolezcan del más mínimo rigor intelectual o racional, lo aberrante es que además de lo estúpido de tener fe, ni siquiera actúan de acuerdo a su creencia. Dicen tener fe, pero no son fieles.
En cierto sentido, el mundo sería un lugar mejor si los que tienen fe, fuesen fieles a su creencia. Fidelidad en la acción y en su relación con los demás. Más ya sabemos, que la más ligera observación hacia un creyente, nos hará ver la verdadera cara de la fé: una patética forma de supervivencia y de dominio sobre los demás. La fe como tabla de salvación, de redención de todos aquellos actos que dejan mala conciencia. La fe como herramienta de camuflaje: soy igual a los demás. La fé que te hace superior: soy mejor que tú pues tengo algo en que creer, al igual que muchos más.
El problema de la fe, es que nuevamente una creatura humana se eleva al rango de religión y, como toda religión: aspira al dominio de la masa, para tener buenos rebaños para sacrificar al altar de los otros dioses.
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En cierto sentido, el mundo sería un lugar mejor si los que tienen fe, fuesen fieles a su creencia. Fidelidad en la acción y en su relación con los demás. Más ya sabemos, que la más ligera observación hacia un creyente, nos hará ver la verdadera cara de la fé: una patética forma de supervivencia y de dominio sobre los demás. La fe como tabla de salvación, de redención de todos aquellos actos que dejan mala conciencia. La fe como herramienta de camuflaje: soy igual a los demás. La fé que te hace superior: soy mejor que tú pues tengo algo en que creer, al igual que muchos más.
El problema de la fe, es que nuevamente una creatura humana se eleva al rango de religión y, como toda religión: aspira al dominio de la masa, para tener buenos rebaños para sacrificar al altar de los otros dioses.
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