Habría que plantearse si una bicicleta sin pedales sigue siendo una bicicleta, ya que una mesa sin patas es una tabla, sí, pero puede cumplir su función de mesa dejando que apoyes cosas encima y haciendo que resbalen hasta estrellarse contra el suelo. Porque la mesa tiene un espíritu de mesa que ha adquirido con los siglos, independientemente de lo que le amputen.
Pero una bicicleta sin pedales, sin cesta y sin sillín ni te facilita el transporte, ni te lleva la compra ni te rompe el culo, así que no tiene espíritu de bicicleta porque deja de cumplir su función. Lo siento por los ciclistas creacionistas, pero esto es irrefutable.
Así que, ¿es Fliz un avance hacia la espiritualidad sobre ruedas? No. Pero subir una colina montado en ella cuenta como penitencia, eso seguro.
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