por Fabri Miér Abr 03, 2013 9:53 am
Siempre me ha gustado dibujar pero desde hacía tiempo había perdido el placer por dicha actividad. Nunca he tenido un trazo o capacidad para el realismo precisamente boyante, por lo general en clase de dibujo era el que mejor bocetos hacía pero el más negado a la hora de hacer un puñetero torso real como la vida misma. (Por eso siempre he odiado el puto carboncillo), por ello siempre he tirado más al expresionismo más básico con líneas simples, pirrándome especialmente por la tinta china.
De "mi obra" hay trillones de mierda en algún cajón en la casa de mis padres que por desgracia no pude y ahora menos puedo escanear, aunque tengo una foto de calidad inefable de
mi grandiosa opera prima uno de mis ejercicios en el instituto. Gané un concurso con él y encima se lo quedaron ellos, ni unos pinceles me dieron por premio, cabrones.
Tristemente no recuerdo el nombre del autor de la obra original
La cosa es que desde hace unos meses los tatuajes
y el aburrimiento invernal me han empujado a volver a dibujar y el tema ha sido las líneas "A galopar, a galopar; Hasta enterrarlos en el mar" de Rafael Alberti. La idea inicial era la poya en verso dibujando tres caballos en tres posiciones distintas que se enroscasen sobre mi gemelo, cada caballo tendría uno de los colores de la bandera de la Segunda República. Algunas muestras:
Sobre el papel y sobretodo en mi cabeza pintaba de cojones, sobre mi gemelo derecho hice una prueba y decir que el resultado era horrible es decir poco. Así que me bajé un poco de la nube y tiré por algo más sencillo, pero que me mola más y que de hecho ya está terminado solo me falta esperar a ahorrar un pelín e ir al tatuador. La cabeza irá en mi hombro, la bandera será un brazalete alrededor del bíceps justo donde empieza este y termina el hombro. Es menos grandilocuente, pero como tatuaje funciona mucho mejo de aquí a Lima.
***Próximamente: "Coyote"***