- Elementos -
El viento,
susurraba con fuerza
arrastrando desde el pasado
el aroma del recuerdo de los muertos.
El agua,
remolcaba por los ríos
la melancolía de las lágrimas
que brotaban entre sus piernas.
El fuego,
abrasaba una piel
llevada a la lujuria
por labios de pasión.
La tierra,
escondía restos humanos
de una diosa
obligada a dormir.
Viento, agua, fuego y tierra.
Tierra, fuego, agua y viento.
¿A quién quería engañar?
Era una puta loca
que follaba como un ángel.
Alcohólica como su dueño
necesitaba sentir el calor
de un hombre jodiéndola,
que supiera comerle el coño
y tuviera pelo del que poder tirar
mientras apretaba sus piernas...
mientras se retorcía de placer
ahogándole en un mar de orgasmos.
Necesitaba saber que el propio dios
había bajado a la tierra,
crecido como hombre,
violado a su madre
y dejado en su vientre
su legado,
oculto entre los hombres.
Si se quedaba con sus amigos
ésta le agarraba
y lo llevaba a cualquier esquina.
Ella era una enferma,
una ninfómana.
Él era su cura,
y su enfermedad.
Ella lo quería por encima de todo
no paraba de repetírselo.
Él la amaba sobre todas las cosas,
pero nunca llegó a decírselo.
Ella murió,
abandonando este maravilloso mundo.
Él murió,
quedando encerrado en este puto mundo.
El viento,
susurraba con fuerza
arrastrando desde el pasado
el aroma del recuerdo de los muertos.
El agua,
remolcaba por los ríos
la melancolía de las lágrimas
que brotaban entre sus piernas.
El fuego,
abrasaba una piel
llevada a la lujuria
por labios de pasión.
La tierra,
escondía restos humanos
de una diosa
obligada a dormir.
Viento, agua, fuego y tierra.
Tierra, fuego, agua y viento.
¿A quién quería engañar?
Era una puta loca
que follaba como un ángel.
Alcohólica como su dueño
necesitaba sentir el calor
de un hombre jodiéndola,
que supiera comerle el coño
y tuviera pelo del que poder tirar
mientras apretaba sus piernas...
mientras se retorcía de placer
ahogándole en un mar de orgasmos.
Necesitaba saber que el propio dios
había bajado a la tierra,
crecido como hombre,
violado a su madre
y dejado en su vientre
su legado,
oculto entre los hombres.
Si se quedaba con sus amigos
ésta le agarraba
y lo llevaba a cualquier esquina.
Ella era una enferma,
una ninfómana.
Él era su cura,
y su enfermedad.
Ella lo quería por encima de todo
no paraba de repetírselo.
Él la amaba sobre todas las cosas,
pero nunca llegó a decírselo.
Ella murió,
abandonando este maravilloso mundo.
Él murió,
quedando encerrado en este puto mundo.