Dulce ramera
Orgullo ultrajado por irónica flor
de corazón abyecto y menudo
Pérfida
y
Buscona
escupí la saliva del diablo sobre su sonrisa.
Fría la noche, lloró temblando
a tu entrepierna muerta de calor.
Tierna
y
sumisa.
Tu mirada golpea la verdad
caminando sobre el agua del río,
ni siquiera
la hunde la mar.
Embustera
y
farsante
Plegarias en formas de rezos,
hiedra enredada en tu pelo,
junto a dioses paganos de esos.
Piedras de hierro llueven sobre mi tejado,
dos platos de porcelana y unas tazas,
lágrimas del alma,
sollozos del corazón,
locura propia
de un
enfermo
manipulador.
Puta
y
arpía,
entre besos de
pasión,
tus manos agasajan con fuego
la piel desnuda del perdón.
Se mueven con maestría,
con sincero tesón.
Diosa
cabrona,
ángel
madona.
Pasión desenfrenada frente al espejo
de un mundo que gira,
fotografía del recuerdo.
Mientras
labios de dientes muerden
en exceso
y el lobo aúlla en solitario,
el viudo muere de pena,
con tus bragas
por bandera.
Dulce y bella,
mentirosa ramera.
Orgullo ultrajado por irónica flor
de corazón abyecto y menudo
Pérfida
y
Buscona
escupí la saliva del diablo sobre su sonrisa.
Fría la noche, lloró temblando
a tu entrepierna muerta de calor.
Tierna
y
sumisa.
Tu mirada golpea la verdad
caminando sobre el agua del río,
ni siquiera
la hunde la mar.
Embustera
y
farsante
Plegarias en formas de rezos,
hiedra enredada en tu pelo,
junto a dioses paganos de esos.
Piedras de hierro llueven sobre mi tejado,
dos platos de porcelana y unas tazas,
lágrimas del alma,
sollozos del corazón,
locura propia
de un
enfermo
manipulador.
Puta
y
arpía,
entre besos de
pasión,
tus manos agasajan con fuego
la piel desnuda del perdón.
Se mueven con maestría,
con sincero tesón.
Diosa
cabrona,
ángel
madona.
Pasión desenfrenada frente al espejo
de un mundo que gira,
fotografía del recuerdo.
Mientras
labios de dientes muerden
en exceso
y el lobo aúlla en solitario,
el viudo muere de pena,
con tus bragas
por bandera.
Dulce y bella,
mentirosa ramera.