por Ray Lun Ene 28, 2013 11:12 am
Ja, pues tiene gracia. Pertenece a un capítulo que me gustaría borrar de mi infancia.
Resulta que tendría yo como 11 o 12 años cuando mi curiosidad empezó a llevarme por los enigmáticos mundos del tocamiento. Una noche, andaba yo de madrugada viendo una peli "de ésas" en Telecinco, sin apenas voz. Y no me estoy refiriendo precisamente a una porno (en aquella época no había cosas de ésas), sino a una peli de ésas eróticas. En fin, antes ponía más la sugerencia de una pierna y un liguero, una Maribel Verdú con un Alejandro Sanz metiéndose manos a escondidas, que una penetración explícita.
Bueno, a lo que iba, andaba yo en el sofá con mi mano en el asunto cuando, me da por mirar atrás, y me veo a mi hermano pequeño mirándome fíjamente desde el quicio de la puerta, y me dice: "Se lo pienso decir a mamá". Y yo: "Déjame en paz, enano. Chívate y te mato".
Bien, el día pasó sin más incidentes y ya está. Pero es 3 o 4 días más tarde, cuando a mí ya se me había olvidado de la cabeza, cuando me llama mi madre y me dice: "Mira, lo que te voy a decir no es malo vale?... Las personas necesitan desahogarse de vez en cuando, la naturaleza es así"
Y yo, rojo como un tomate, totalmente desprevenido pues jamás pensé que le fuera a contar algo así: "¿Qué?... Mira, no sé de qué estás hablando". Y mi madre: "Bueno, que me da igual, pero cuando tengas que hacer eso lo hagas aparte y no delante de tu hermano que todavía es pequeño".
El muy jodio me lleva solo un año de diferencia, pero a esa edad la mentalidad dista mucho en un año, ya sabéis.
Ahora lo recuerdo y me río, pero en aquel entonces fue uno de los momentos más embarazosos, y por dentro me decía a mí mismo: "Voy a matar a alguien que yo sé".
Si tuvieses una máquina del tiempo con la que poder transportarte a un momento muy concreto y atesorado de tu vida las veces que quisieras, cuál sería?
