Maldición
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Ahí la vi,
mirada fija de ojos olivo
llena de sabiduría y misticismo
encerraba ardua pasión secreta
cada recoveco de su sonrisa.
Pude leer en ella
un futuro de ensueño.
Esperanza perdida
para un alma olvidada
rota en afilados trozos
sobre los que descalzo
al ritmo de una luna abandonada
baila mi soledad
herida
desamparada.
Fantasía mi quimera,
utopía mi ficción,
el olor de aquel cabello…
simplemente Dios.
Liso, ondulado
con perfume de Channel
mierda comercial
mezclada con aroma de mujer.
Espejismos del creer
eran luces de futuro,
sombras del ayer.
La reina de mi vida.
Hermosa, tierna y dulce
de manos suaves,
sedosas como el manto
que el cuerpo
de una diosa
envuelve.
Pasé de largo
así es.
Miradas encontradas
sentimientos a flor de piel
la mano de aquella
desconocida
sin mirar atrás solté.
Era una chica perfecta
¿qué culpa tenía yo
de no poder querer?
Ahora creo
la maldición con la que
un día de otoño
me despertó una diva.
De afilada lengua la víbora,
bruja o hechicera,
malvada pero adivina:
«Destierro y nostalgia
para un corazón
de carbón negrecido,
querrás
pero no podrás,
amar y devolver
lo que te dan.
Así
llorarás en soledad
pues nunca más
volverás
el amor
a saborear»